viernes, 8 de agosto de 2014

Homenaje desde el Hospital Simón Bolívar a nuestra Capital en su cumpleaños

Fabio Fernando MezaLos “bogoteños”, costeños que viven en la capital le dicen a la capital en su cumpleaños: ¡Gracias Bogotá!

El actual alcalde mayor de Bogotá es uno de ellos. Sí, es uno de los tantos seres excepcionales que se dan silvestres en la Costa Caribe y que por sus cualidades y calidades humanas e intelectuales descollan en las altas esferas con responsabilidades delicadas dando la talla siempre.

Desde hace algún tiempo Bogotá es el destino de muchos costeños que buscan su sueño así sea quemado por el frío. Y lo encuentra. Lo encuentra aquí en esta tierra que a veces ataja nuestros pensamientos con su muralla de cerros cuando volvemos a mirar para donde creemos queda nuestra raza, nuestra sangre, nuestros padres, nuestro sol, nuestra brisa, nuestras mujeres.

No fue fácil para los primeros conquistadores que de la Costa Caribe llegaron a una ciudad donde siempre llueve, donde pocos de sus habitantes, por fortuna, los miraban con desconfianza, donde hay mujeres bellas y muchos siglos de memoria histórica, donde cada día hay algo por descubrir y de qué asombrarse.

A veces algunos colombianos de la Costa Caribe se enamoran tanto de esta mega ciudad que adoptan sus costumbres y asimilan su cultura y se transforman en un bogotano más como el doctor cartagenero Wiston Santos, por ejemplo.

Pero la ciudad de las mil oportunidades también se ha alimentado de todo lo maravilloso que un costeño es capaz de dar sin pedir nada a cambio, si acaso una sonrisa de agradecimiento. Con eso basta.

No todo es color de rosa. Porque sin razón todavía arrastramos el estigma centenario de la fama de mujeriegos, parranderos, mentirosos, irresponsables y perezosos. Pero con todo y eso los costeños han contribuido de manera enorme a que la ciudad de policromías de Colombia esté de plácemes por estos días y con ánimo de enfrentar el futuro incierto que quizás le depara los astros.

Los costeños debemos agradecerle a todos y cada uno de los habitantes de esta ciudad -la primera que recibe la bendición de Dios todas las madrugadas por estar más cerca de él,- por darnos la oportunidad de demostrar de qué estamos hechos, de lo que somos capaces de retribuir cuando nos sentimos agradecidos. Nos han recibido con el corazón abierto y nos han apoyado y ayudado a sobrellevar la nostalgia de encontrarnos a miles de kilómetros del mar, aunque a veces se nos escape un “Carajo”, un “no joda” o cualquiera de esas palabras que nos delatan de dónde venimos junto a nuestra dicción característica, y de lo que nos sentimos orgullosos incluso hasta los jueves.

Bogotá está invadida de habitantes de cada región del país, pero somos los costeños quienes más nos hacemos sentir. Bogotá ha comprendido y con razón que el costeño es amigo, que la yuca es comida y sus habitantes cada día son más pacientes y tolerantes cuando se nos sube la nota de la alegría y la expresamos sin tapujos ni remordimientos.

Gracias, Bogotá, por acogernos en tu seno, por llenarnos de esperanzas y por permitir aportar nuestro granito de arena para que cada día seas soberana, libre, hermosa y autónoma.

El primer “Bogoteño” de esta ciudad es oriundo de un municipio de la costa que no tiene Ciénaga y mucho menos oro. Qué vaina.
FABIO FERNANDO MEZA – Funcionario Área farmacéutica Hospital Simón Bolívar.

Fuente: Revista Bogotá Salud #195

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